Villa, eres tú
la cuna
de mis lamentaciones,
y el casete rayado
que las mantiene.
Aunque también, eres
un pañuelo rojo y negro
que era una luna blanca,
tornose claro amarillo;
desgastado pero al fin limpio.
El día jueves hoy,
lo malo es que eres amarillo,
y yo te quiero blanco, puro blanco;
no un color parecido.
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