miércoles, 30 de mayo de 2012

Artículo de Opinión: El Honor y La Valentía en el Héroe


La característica más notoria del intrépido  es la valentía. Y la cualidad moral, que supone la suma de las características admirables que estando ligadas a la dignidad es propia de los seres humanos, es el honor. El héroe idílico es magno y admirable  por ser la condensación de la Valentía y el Honor. Ambos son características y  términos  conocidos y empleados en la actualidad, pero su origen se remonta a los albores del tiempo.

Ya en la Edad Antigua  tenían relevancia; sin embargo, es imposible negar que cobraran gran fuerza e importancia recién durante la Edad Media, tanto, que bien pueda decirse, fue su momento de gloria y auge. Es curioso ver como están interconectadas entre sí, pues hace falta valor para defender el honor; y más aún si se vive en un contexto social en donde es vital hacer respetar la honra propia y cualquier agravio merece un duelo a muerte.

Sin duda alguna el honor es valioso pero no creo que lo fuera  tanto como para morir, a costa de conservarlo. Ese es mi punto de vista. Ahora, he aquí un ejemplo de la mentalidad de los caballeros y héroes durante la Edad Media: El Poema de Mio Cid. En esta obra se puede apreciar claramente que el honor no es un juego, es más, no aceptar un duelo, perderlo  y que el vencedor sea indulgente con la vida del otro, o que -entre hombres- alguno  arranque un  pedazo de barba a otro, significa en otras palabras la deshonra total. Por eso que cuando unos nobles ambiciosos, cobardes y envidiosos  -que serían los antagonistas y el contraste con la figura del héroe- traban las relaciones del rey Alfonso VI con Ruy Díaz (Cid Campeador) al dañar la imagen de este último; desprestigiado se ve forzado a abandonar tierras cristianas y trasladar su morada con sus seguidores a provincias o lugares ocupados por moros y por Necesidad a tomar posesión de sus tierras. Es decir, el héroe en este caso es desinteresado, hace daño por necesidad, no por malicia, es compasivo, desinteresado  y desapegado con la materia –riquezas- y respetado hasta por algunos moros por sus cualidades ejemplares.

 Otro aspecto es la valentía, esta enaltece los actos –principalmente las conquistas- de Rodrigo Díaz de Vivar (Mío Cid). Y no solo me refiero al Cid sino también a los hidalgos. El arrojo, no obstante; muchas veces se llega confundir con la temeridad dejando de ser valentía para convertirse en estupidez. El ejemplo con el que pretendo ilustrar esta idea proviene de la película Dead Poets Society. Charlie Dalton alias Nuwanda es un alumno rebelde, impetuoso e influenciable como la mayoría de los jóvenes. Con la frese o hasta se le podría llamar leitmotiv: Carpe Diem y la poesía, y la libertad que esta otorga; su rebeldía junto con una falsa “valentía” le animan a escribir  un artículo provocativo que únicamente conseguirá enfadar a los profesores y al director. Finalmente se echa la culpa mediante una nueva provocación o indirecta.  A la hora de asumir las consecuencias  después de haber cruzado palabras con su profesor que orienta este cauce liberal y rebelde, es responsable debido a que comprende la diferencia de lo que he planteado líneas más arriba.

Cuando se va a hacer algo que esta en el borde de lo insensato y temerario hay que evaluar si es el lugar, momento o circunstancia propicios. Y que tan conveniente sería, cual sería su repercusión. En fin, son factores a tomar en cuenta.

El prototipo de héroe es perfecto en exceso –tanto así que puede no parecer humano por la ausencia de actitudes negativas frecuentes en las personas- y de esta manera lo veían los caballeros de la Edad Media. En la actualidad, si buscamos un ejemplo a seguir, probablemente nos aferremos a esta bella ilusión en donde la mezcla entre honor y valentía resulta espléndida e insuperable, sin mencionar otras características como ser innovador, visionario, empático, etc. Pienso que en este siglo ya podemos tener un mejor panorama, más completo del que tuvieron nuestros antepasados y juzgar con mayor objetividad. La valentía es maravillosa pues es un motor que si le pones pilas bien recargadas va a funcionar bien y puede ser provechoso en momentos especiales que ameriten su impulso, para que haya coraje. Y que la cobardía no prevalezca. Y la cuestión del honor ya no es tan indispensable ni extremista (“todo o nada”)  pero continua siendo una influencia. En los programas de televisión todavía hay héroes o protagonistas que luchan en nombre del honor, por el afán de superación y que su bando no sea derrotado ni humillado ante los adversarios o antagonistas.

Personalmente, prefiero la valentía al honor debido a que se puede ser un perfecto desconocido pero valeroso. Aunque al mismo tiempo admitó que tener honor y defenderlo no esta para nada mal, pero creo que ya se paso esa etapa en donde prima el honor y todo gira en torno a él, principalmente la vida. Por más importante que sea, no se le debe rendir una especie de culto.

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